“No puedo hacer nada” ®

Hacer “algo” es muchísimo cuando ese “algo” es todo lo que podemos.

Puede que muchas cosas no nos gusten (propias, de la familia, de la sociedad, del mundo) y desde la impotencia se diga “Yo no puedo hacer nada para cambiarlo”. Entonces, tras un encogimiento de hombros, se mire para otro lado. Pero esa actitud no es gratuita, se paga con apatía. Hay otra opción:

No siempre podemos hacer “todo” lo necesario para revertir una situación, porque “todo” no depende exclusivamente de nosotros. Pero siempre podemos hacer “algo”. Cuando ese “algo” es lo más que podemos… entonces estamos haciendo “todo” cuanto nos es posible. Y no necesitamos hacer más. Nadie ni nada nos pide que hagamos más que “todo” lo que verdaderamente podemos. Porque los problemas (personales, familiares, sociales y del mundo) quedan sin resolver y se agravan no por únicamente hacer ese “algo” que está a nuestro alcance, sino porque ante la imposibilidad de hacerlo “todo”… se termina haciendo “nada”.

Con frecuencia ocurre que, a pesar de haber hecho nuestro “todo”, la situación no se revierte, porque se necesita que también otros hagan “algo”. Esto frustra. Pero lo que más lastima no es esa frustración, lo que causa más daño son las consecuencias de no hacer aquello que sí podemos hacer. Porque aunque queramos encogernos de hombros y mirar para otro lado… un día nos daremos cuenta que no hay otro lugar donde mirar.

Juan A. Currado

____

El artículo “No puedo hacer nada” puede compartirse únicamente citando a su autor: Juan A. Currado. No puede difundirse con el material modificado. Ni debe ser utilizado con finalidad comercial. Licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0.

Share