Pensamiento positivo ®
Lo “positivo” y lo “negativo” no son en sí mismos bueno y malo. Algo es positivo en relación a algo que consideramos negativo. Un concepto no existe sin el otro. Desde una mirada dual son el yin y el yang mental, pero los movimientos de uno con otro son parte de la una Unidad inseparable.
En tal sentido, desde el punto de vista psicológico, ambos términos están impregnados de subjetividad. Lo que para uno es positivo para otro puede ser negativo. Quien está de vacaciones puede serle negativo un día de lluvia, pero para el agricultor esa lluvia puede serle una bendición a sus cultivos. También para uno mismo algo puede resultar positivo en un momento y negativo en otro. Un trabajo que en un momento nos facilita progresar, a futuro puede significar estancamiento.
Por lo dicho, llamare “positivo” a todo aquello que facilite realizar un objetivo y “negativo” lo que obstruye su realización. Esta categorización abarca también a los pensamientos.
Si, por ejemplo, quiero lograr más confianza en mí mismo: Serán positivos todos aquellos pensamientos que evoquen logros pasados, personas que nos quieren, momentos de plenitud. Y serán negativos los otros pensamientos que recuerden fracasos, personas que nos rechazaron y experiencias frustrantes.
¿Por qué cuesta cambiar un pensamiento “negativo”? Cuando pensamos, en nuestro cerebro se producen conexiones neuronales. Cuanto más fuerte y antigua es esa conexión, más opera como una creencia. Cada una de estas conexiones van formando “senderos”, pero si los reiteramos unas veces esos “senderos” se convertirán en “caminos” y si los reiteramos montones de veces terminarán siendo anchas “autopistas”. Por esto que tendemos a pensar siempre lo mismo, es más rápido y económico ir por la autopista que estar haciendo a cada rato nuevos senderos. Pero lo más económico no siempre es funcional a nuestros objetivos y lo más rápido puede resultar negativo.
No podemos manejar el primer pensamiento que se nos cruza por la cabeza. Pero, si ese pensamiento no nos sirve, podemos alimentarlo o pensar otro que nos sea más útil.
Es más fácil dejar un pensamiento “negativo” si se tiene a mano un pensamiento “positivo” por el cual reemplazarlo. Para logarlo: Crear una afirmación superadora del pensamiento “positivo” que se quiere cambiar y que opere como pensamiento “positivo” sustitutorio. Repetirla a modo de mantra. Imaginarse haciendo lo que se afirma. Verse con la postura corporal de estar realizando esa afirmación. Sentir la emoción como sí ya lo estuviese haciendo. Reiterarlo tantas veces como para construir con este pensamiento otra “autopista”, de modo que, cada vez que aparezca el pensamiento “negativo”, pueda recordarse inmediatamente el pensamiento “positivo” creado junto a la imagen y sentimiento correspondientes.
Saber sustituir un pensamiento “negativo” por otro “positivo” es una herramienta que evita sufrimientos innecesarios. Pero, aprender a hacerlo no significa disponer de un bisturí psicológico para extirpar aquello que no nos guste, tampoco es un antídoto para que nada “malo” nos pase. Todo en la vida tiene un porque y un para que, nada sobra o está de más. Y esto aplica también con cada pensamiento o creencia llamada “negativa”, ellos nos hablan de nuestra historia, de quienes somos y de quienes queremos ser. Al comprenderlos nos conoceremos más a nosotros mismos y mejor comprenderemos aquello que en otros consideremos “negativo”.
® Registro Propiedad Intelectual. El texto “Pensamiento positivo” puede compartirse únicamente citando a su autor: Juan A. Currado. No puede difundirse con el material modificado. Ni debe ser utilizado con finalidad comercial.