Aborto, con o sin Ley ©
Parece ser que, bien a lo “argentino”, el proyecto de Ley de Interrupción voluntaria del embarazo se transformó en otro Boca/River, otra “grieta”.
Unos enfocan una parte del problema… y otros la otra… Ambos promueven soluciones que, a mi entender, son parciales.
Por un lado, hay quienes se manifiestan a favor de la vida (a favor de la penalización del aborto). Pero parece ser como si el interés por cuidar de la vida termina una vez que el bebé nace. Porque ahí se desentienden en qué condiciones nace, si tiene suficientes alimentos, si a futuro tendrá posibilidades de crecer dignamente, de estudiar, de trabajar, etc.
Por otro lado, quienes son conscientes de las desigualdades sociales, quienes saben que la mayoría de la gran cantidad de mujeres que mueren en partos ilegales son pobres, marginales de toda educación y sistema de salud… parecen querer resolver el problema de la pobreza y de la marginalidad dándoles la posibilidad de que los pobres interrumpan sus embarazos de manera segura, como si así quedara todo resuelto, como si por no poder cambiar las causas del problema se contentaran en resolver los síntomas.
Si la solución al problema queda reducida a si el aborto es legal o ilegal… se está haciendo una simplificación de la situación, se sigue queriendo tapar un gran agujero con el dedo, o, a lo sumo, elegir qué parte del agujero se prefiere tapar.
La aprobación de la Ley, es una acción paliativa, no resuelve las causas de los embarazos no deseados. La no aprobación de la Ley, también es una acción paliativa, tampoco resuelve las causas de los embarazos no deseados.
De lo que resulte de la votación en el Congreso será una especie de frazada corta, incapaz de abarcar la complejidad de las implicancias de este tema, incapaz de cobijar a todas las partes sufrientes.
Más allá de lo que se decida… no habrá nada que festejar (salvo el hecho de que a partir de esto estamos hablando más de sexualidad, de género, de inequidad, de derechos, de obligaciones, de nacimientos, de muertes, de Vida).
𝐄𝐬 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐟𝐚𝐥𝐭𝐚, 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐞𝐥 𝐥𝐮𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐝𝐢𝐯𝐢𝐝𝐢𝐫𝐧𝐨𝐬.
¿Qué pasaría si unos y otros nos uniéramos para asegurar que los niños nacidos y por nacer vivan amparados por los “derechos del niño” en cada rincón de nuestro país?
¿Qué pasaría si unos y otros nos uniéramos para asegurar que toda mujer planifique libremente su embarazo o que con igual libertad elija no ser mamá?
¿Qué pasaría si unos y otros nos uniéramos para asegurar que toda mujer elija sobre su propio cuerpo sin ser juzgada ni condenada por lo que haya elegido?
Se apruebe o no se apruebe la Leyy… ojalá que tanto los que “ganen” como los que “pierdan” sigan haciendo escuchar su voz con igual fuerza y pasión con la que lo hicieron durante estos últimos tiempos. Pero que lo hagan juntos, unos con otros. Que todos, “ganadores” y “perdedores”, sigan saliendo a la calles, sigan estando en los medios, sigan publicando en las redes para defender la vida y los derechos del que está por nacer de igual manera que la vida y los derechos del que ya nació, que sigan manifestando la misma indignación cuando hay chicos desnutridos, cuando hay injusticia e inequidad para vivir dignamente, cuando la Salud Pública no garantiza la salud de todos, cuando la Educación Pública no asegura que todos tengan igual educación. Así, tal vez un día, tanto las mujeres y los varones por nacer como las mujeres y varones nacidos puedan vivir en un país donde las libertades individuales y todos los derechos humanos sean custodiados desde la concepción… para que al nacer durante cada etapa de su vida todos puedan realizarse con igualdad de oportunidades, como partes valiosas de una Comunidad que los incluye y trasciende.
Con o sin Ley, es mucho lo que queda por hacer para prevenir y resolver las causas de un embarazo no deseado. Con o sin Ley, sumemos acciones para que todos ganemos.
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