Lo que quedó atrás ©
Durante procesos de cambios todos tenemos altibajos. Y en esos momentos es lindo sentirse acompañado. Pero el problema sucede cuando insistimos en recurrir a la exclusiva compañía de quienes quedaron lejos, cuando nos sujetarnos del recuerdo de quien ya no tenemos a nuestro lado. Así nos cerramos a quienes verdaderamente hoy están dispuestos a estar junto a nosotros.
Nada se resuelve con volver a la orilla que ha quedado atrás, aunque es tentador hacerlo cuando se siente miedo o cansancio. Mejor, recordar los motivos por los que ahí ya no estamos.
Lo que quedó atrás, justamente, fue dejado porque resultó imposible permanecer ahí. Es inútil y frustrante todo esfuerzo por querer vestir de futuro al pasado. El porvenir tiene que ver con la creación y no con la repetición. Es impotente el esfuerzo por volver al frente lo que quedó a espaldas. Más vale entonces resolver miedos, aprovechar el apoyo de quienes están realmente, recuperar fuerzas… y seguir hacia la otra orilla.
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