Relaciones virtuales ©
“Hay que poner el cuerpo”. Así solía decirse como señal de estar involucrado, como gesto de compromiso. Pero, en tiempos cada vez más virtuales, la corporalidad está haciendo notar su ausencia. Se conoce a personas nuevas… pero, por ejemplo, no se sabe a qué huelen… no se sabe qué tan altas o bajas son… falta el estar cuerpo con cuerpo. Y, como la propia identidad se construye en la relación con el otro… ¿qué tipo de identidades estamos construyendo? Si el otro cada vez es más extraño, más anónimo, menos corpóreo y más virtual… ¿también así seremos nosotros? ¿estaremos interactuando entre eternos extraños, anónimos, virtuales? ¿sólo seremos intercambios de datos?
Habituados a las relaciones analógicas, aún no sabemos los efectos de las relaciones virtuales.
¿Si no ponemos el cuerpo… qué ponemos? ¿Hay otras maneras de comprometerse e involucrarse sin poner el cuerpo? ¿Hay otras presencialidades? ¿Qué es “eso” que, más allá del cuerpo, está interactuando… entrelazándose con los demás? ¿Siguen ocurriendo empatías… solidaridades? ¿Cuánto hay de apariencia? ¿Cuánto hay de real? ¿Estamos co-creando una realidad más compleja que incluye al cuerpo y lo transciende… o una que simplemente lo descarta como si sólo fuera una carga dolorosa y pesada? ¿A qué otras realidades posibles nos estamos asomando?
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